Dos veces por semana los niños y niñas en Atucucho, un barrio urbanomarginal de Quito, se preparaban para poder ir a la Iglesia Alianza República donde los recibían con mucho amor.

En la iglesia estaban los voluntarios listos con las enseñanzas sobre el amor de Dios y con actividades que reforzaba su aprendizaje escolar, ya muchos tenían dificultad para leer e inseguridad como secuela de la pandemia.

También los acompañaron con terapias de psicología y talleres para los padres. Fueron 9 meses donde cada niño, niña y adolescente pudieron experimentar un ambiente seguro, donde pudieron aprender, jugar, recibir alimento y sobre todo conocer que en medio de la adversidad, Dios puso hombres y mujeres comprometidos con mostrarles su amor, ser sus manos y sus pies para darles a conocer que sus vidas son importantes y que con la voluntad de muchos, ese proyecto fue una realidad.

Para el pastor, Luis Solis, y Verónica E. este proyecto fue todo un desafío, pero que valió la pena para dar un aliento fresco a su comunidad. Para ellos no solo fue el proceso de abrir sus puertas, como ya lo han venido haciendo, sino también el movilizar a toda su comunidad.

Movilizaron a todo el liderazgo y les contagiaron la visión de impactar las vidas de más de 50 niños, niñas y adolescente de manera profunda e intencional mediante el proyecto Edificando el futuro de nuestros niños.

¿Cuál fue el éxito del proyecto para llegar a su meta?

La visión apasionante de invertir en el futuro de los más vulnerables como parte la misión integral de la iglesia.

Algo vital en cada campaña que la iglesia lanza para levantar su proyecto es el involucramiento de toda la comunidad compartiendo e invitando a que la gente done al proyecto.

Tanto el pastor Luis como la congregación donaron, compartieron con otros sobre su proyecto y les invitaron a ser parte de este sueño, y Dios proveyó para que esto se hiciera realidad.